Sobre esto del Teatro Social.
Sobre esto del Teatro Social.
@1flaviocarvalho @amaconaima
-¿Por qué dices, Flavio, que Barcelona es Brasil en materia de teatro?
-Por sus
contradicciones. Las nuestras. Nos hacen casi iguales. Somos La Meca
del Teatro del Oprimido fuera de Brasil. Realizamos un encuentro
internacional y nos aparecieron casi dos decenas de grupos. Pero una
persona sin dinero, justamente la que más necesita de este tipo de
teatro, en Barcelona, casi no lo consigue hacer. Es injusto. En
Brasil, teatro popular se hace gratis, en la calle, en los
movimientos sociales. Yo he empezado así. Hace más de 20 años.
-¿Pues en Brasil? ¿Qué?
-Yo me formé en la calle. O
casi. Había una modalidad de teatro que se llamaba Teatro Popular
(esto que un partido de derechas se intituló, en España: Popular).
Entonces, me ha venido un grupo llamado Vivencial Diversiones, donde
su principal persona era esto que vendría a llamarse Queer, un
hombre que se travestía y nos decía: hay que hacerlo bien. No es
porque somos gente humilde, de comunidad vulnerable, que no vamos a
tener criterio ético y estético. Yo tenía clases de Iniciación a
la Estética, en la Universidad Federal de Pernambuco, con Ariano
Suassuna (un maravilloso escritor). Tenía clases por la tarde,
gratis, en el Teatro del Bonsuceso, con Vivencial Diversiones. Con
Pernalonga, leíamos Cadengue, luego ha venido Brito en el Teatro del
Sindicato de los Bancários.
-¿Y Fernando Arrabal?
-Entonces
venía uno con escritos de Arrabal, había un grupo llamado Totem,
todos de Olinda, que hacían Teatro del Absurdo, nos leían Artaud y
Arrabal, dos viejos conocidos. Hace cuatro años regalé buena parte
de todo lo que sé en este mismo teatro, impartiendo mi clase, mi
visión, mi percepción del Teatro Vivencial, así llamado en
homenaje a este proceso. He estado en Olinda y aceptaron mi propuesta
de taller intensivo, un Stage en el Teatro del Bonsuceso. Vinieran
personas de la comunidad, de la ATO, Asociación de Teatro de Olinda.
Ha sido muy bonito. Y emotivo.
-¿Todo esto en Olinda, tu
ciudad?
-Sí, Nordeste de Brasil, Pernambuco.
-¿Lo has
reencontrado, en Barcelona?
-En Barcelona todo siempre ha sido
muy complicado. Y caro. Y más difícil. Hemos creado una asociación y proponíamos
hacerlo gratis, en una Federación de Entidades Latinoamericanas,
Fedelatina. Profesores europeos de Teatro Social protestaron pues
esta era su forma de trabajar, cobrar, ganar dinero. No les dejé
determinarnos lo que deberíamos hacerlo o no. Siempre hay quien
quiera y pueda, principalmente, pagar por una buena formación. Pero también hay los mucho más, que no tienen dinero.
Lo he prometido a mí mismo y al nuestro Colectivo Brasil Catalunya,
hacerlo con mucha calidad, pero sin excluir a nadie. De ahí han
venido los Laboratorios. Todos aprenden con todos. Paulo Freire en la
vena. O sea, la Pedagogía del Oprimido como base principal y
efectiva del Teatro del Oprimido. Sin más misterios.
-¿Y hoy por hoy?
-Barcelona consigue ser impeditiva, con un postureo de ciudad amable con la inmigración, pero que no es del todo verdad. La especulación inmobiliaria nos cobra mucho caro para alquilar una sala. No hay subvención pública para esto. Hay que equilibrar la buena voluntad de la gente que puede, sí, pagar (un precio mínimo, justo, equilibrado en la relación calidad/precio, jamás gratis para quien no lo valoriza); y tener disponibilidad de plazas para quien no lo puede, absolutamente.
Extraído de una entrevista concedida para un Trabajo de Grado en el Institut del Teatre de Barcelona.
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